Casa Columnas Reflexiones sobre los derechos del niño y la migración en Chile

Reflexiones sobre los derechos del niño y la migración en Chile

Reflexiones sobre los derechos del niño y la migración en Chile

Es un hecho más que reconocido que Chile, a nivel regional e inclusive aún más allá, se ha convertido en un polo que atrae desde hace varios años diversas corrientes migratorias, siendo la principal la que se genera en los países vecinos como Perú y otros.

El sostenido crecimiento de la población extranjera, desde mediados de los años 90, ha presentado una serie de desafíos y cuestionamientos. Este proceso migratorio hizo que el país pasara desde una postura de indiferencia, al no considerar la presencia de población extranjera, a una totalmente opuesta, valorando su presencia y reconociéndole un rol, situación  necesaria para alcanzar objetivos como el desarrollo. A pesar de lo anterior, se han institucionalizados, en este tiempo, mecanismos discriminatorios que hoy se cuestionan y pretenden reformar mediante una nueva legislación migratoria.

La dinámica de la corriente migratoria ha sido muy acelerada, en casi dos décadas podemos decir que se han reproducido etapas que en otras realidades ha tomado varias generaciones. Uno de los elementos a considerar para el estudio de ello podría ser la proximidad de los países que son afluentes, así como los cambios que se producen en la economía y sociedad a nivel mundial, donde el papel que juegan tanto los países emisores y receptores es relevante.

Tomando como base tanto el impacto de la migración en la sociedad chilena, particularmente la realidad actual con estos mecanismos de discriminación institucionalizados que se busca revertir, como el propio desarrollo de la migración desde sus etapas de arraigo y los complejos desafíos de la integración, es que hoy, al cumplirse 25 años de la Convención sobre los Derechos del Niño, que abordaremos algunos temas que sentimos de especial trascendencia.

Nacionalidad por nacimiento: Una reforma constitucional indispensable.

Son chilenos los nacidos en Chile a excepción de los hijos de extranjeros transeúntes, así dice el Artículo 10 de la Constitución Política de la República.

Aquellas personas que no tienen nacionalidad se les llama “apátridas”. Así, un hijo de extranjero transeúnte es un apátrida, dado que por la Constitución carece de nacionalidad chilena y al nacer no genera ningún vínculo de otra nacionalidad, para ello dependería que así se la reconozca ese otro estado y concretarlo mediante un acto jurídico posterior al nacimiento,como puede ser la inscripción.

En principio, la Constitución chilena establece una discriminación entre las personas nacidas en Chile, en función a la nacionalidad de los padres y en consideración a su situación jurídica en el país.

En segundo lugar, se desconoce el derecho a tener una nacionalidad al recién nacido y por tanto se generan apátridas. El derecho a la nacionalidad está reconocido en diversos instrumentos internacionales, eso ha sido reconocido tanto en las iniciativas legales que ha presentado la Presidenta del Senado Isabel Allende, como en las resoluciones del ejecutivo. Reconocemos que estas medidas buscan resolver de manera práctica la situación descrita, pero hasta que no se establezca plenamente el “iussolis”, es decir, el derecho de tener la nacionalidad chilena por el hecho de nacer en este territorio, no será pleno, siendo que la situación actual se mantendrá en su esencia.

Proteger al menor desde la concepción, el programa de regularización migratoria de mujeres embarazadas

Hace más de 10 años logramos que se estableciera un Convenio entre el Ministerio de Salud y el Ministerio del Interior, para poder atender los frecuentes casos de embarazo de mujeres inmigrantes que no tenían control durante la gestación por carecer de cédula de identidad.

Se instauró así un procedimiento de trámite residencia especial, “Residencia Temporaria para Mujeres Embarazadas”. El objetivo era simplificar la tramitación para que, comprobada la gestación, se le otorgue una visa temporaria titular a la futura madre con la cual ella podía ser incorporada al sistema de salud. La tramitación debía ser expedita, considerando, a razón de la situación de gravidez, los riesgos implícitos en la salud y vida de la madre y el menor por nacer.

Este trámite hoy ha devenido en un trámite regular, no existe ningún tipo de consideración especial y, por tanto, su dilación sufre la misma suerte que cualquier otra residencia. Inclusive en algunos casos se condiciona la tramitación a otros requisitos adicionales como el de acreditar alguna actividad o sustento económico. Estos requisitos adicionales fueron expresamente suprimidos en el Convenio, ya que eran un entrampamiento que se buscaba superar con este tipo de residencia especial.

El resultado es que hoy aún se siguen generando situaciones de embarazo sin control, a veces se condiciona inclusive los partos. Son múltiples las quejas o denuncias que hemos recibido de intimidaciones como las que señalan que matronas y otros funcionarios públicos les señalan a las extranjeras que sólo podrán alumbrar si pagan millonarias sumas de dinero. Se han llegado a dar ilegales medidas como las de retención de madres y niños recién nacidos en los hospitales.Hechos por demás deplorables, provocados por una suerte de relajamiento y desnaturalización de un avance que ha sido una de las primeras cosas que los gobiernos han exhibido a nivel internacional.

La Salud: Un Derecho Humano.

La atención de urgencia en los servicios públicos de salud la reconoció el Estado a todas las personas, indistintamente su nacionalidad o situación migratoria. Ello ocurrió luego y como respuesta a que interpusimos un Recurso de Protección a favor precisamente de un grupo de madres inmigrantes a las que se negaba la atención.

Asimismo se dio el caso que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos aceptó la tramitación de una denuncia presentada por un ciudadano peruano que casi muere en un accidente de tránsito y pese al seguro vehicular, se le negó la atención de urgencia. Pese a ese reconocimiento, hoy nos llenamos de indignación ante el fallecimiento de tres menores de edad, dos en la ciudad de Arica uno hijo de inmigrantes bolivianos y otro chileno, a los que se les negó atención médica por no tener los recursos económicos, situación que también se ha repetido con otro menor que acaba de fallecer en Santiago por lo mismo. Esos hechos, que ameritan una investigación y sanción ante las responsabilidades eventuales individuales, develan la falta de protocolos que garanticen la atención en salud como un derecho incondicional.

El derecho a la educación y la regularización migratoria de escolares.

Del mismo modo que en el caso de las mujeres embarazadas, en el 2005 se estableció un Convenio con el Ministerio de Educación para regularizar la residencia a los escolares extranjeros. A comienzo de año conocimos que el Convenio prácticamente no se aplicaba y que si bien se permitía la asistencia a la escuela de los estudiantes extranjeros, esta era de manera informal, ya que no serían válidos sus estudios dada su situación migratoria irregular. Así, conjuntamente con la Escuela República de Alemania, planteamos un proyecto que fue bien recibido por el Departamento de Extranjería. La fundamentación y solidez del proyecto hizo que el Municipio de Santiago copiara la iniciativa, suscribiendo un convenio con el Ministerio del Interior.

El desafío por la regularización migratoria de los estudiantes extranjeros es complejo, cruza diversas situaciones en las que inclusive están comprometidas las autoridades de los países de origen de dichos inmigrantes, a la vez que sólo es un paso, ya que como comprobamos, la irregularidad migratoria de los menores se da paralelamente con la irregularidad del grupo familiar y que, por tanto, merece un abordaje mayor que incorpore a la familia en su conjunto.

La identidad cultural, migración e integración.

El desafío de la educación es para nosotros estratégico. En las escuelas estamos sembrando y esperamos que se desarrollen fuertes raíces donde surjan los árboles de la integración de nuestros pueblos. Como lo define el proyecto de la Escuela República de Alemania, apostamos por una “Educación Sin Fronteras”.

Incorporar en los contenidos de los programas de estudio temas como la historia de otros países, la difusión del arte y folclor de otros pueblos, serán herramientas fundamentales en dicha construcción de una educación integradora. La discriminación o abuso en la escuela motivada por las diferencias étnicas o por nacionalidad deben ser abordadas desde una educación de este tipo, que promueva la multiculturalidad, ese es un desafío que hemos asumido y que corresponde a las autoridades sustentar y promover.

 Los llamados nuevos chilenos, es decir, los hijos de inmigrantes extranjeros que tienen nacionalidad chilena, son un baluarte para promover esta cultura de integración, pero ello requiere que se eduquen de esta forma, sin dejar de lado los valores y tradiciones de su país, pero reconociendo y valorando las otras nacionalidades.

Una vida digna, condiciones de hacinamiento y vivienda, medio ambiente.

La tragedia que enluta a la comunidad inmigrante este fin año, con los incendios que han afectado tanto en Santiago, Antofagasta y Arica, a decenas de familias extranjeras y también chilenas, devela las precarias condiciones de vivienda, salubridad y carencia de un medio ambiente óptimo para el desarrollo integral de los menores. Si bien el gobierno ha levantado alguna de las restricciones para que las familias extranjeras puedan beneficiarse de los subsidios de vivienda, ello no resuelve las precarias condiciones de hacinamiento y tugurización en las que habitan un gran número de inmigrantes.

 La falta de posibilidades para acceder a otras condiciones de vivienda se da tanto por la instalación de estereotipos negativos, como la carencia de recursos básicos. Contar con una residencia regular, que si bien no es suficiente, resulta indispensable condición requerida por los arrendatarios. Inclusive en la actualidad se sanciona por la legislación migratoria el arriendo a extranjeros sin residencia regular.

La preocupación por las condiciones de vivienda y arriendo de los extranjeros, no debe dar a que se pongan medidas más restrictivas aún.Tampoco a que se establezcan sanciones a los arrendadores o se impongan otras medidas coactivas o coercitivas, ya que ello no dará solución al problema de acceso a la vivienda sino por el contrario generará más precariedad, al dificultar el arriendo.

La migración infantil, la tutela, las nuevas formas de grupos familiares y el tráfico de inmigrantes.

Un tema que es también necesario plantear es la existencia de menores inmigrantes que ingresaron de manera irregular al país o que forman parte de grupos familiares no constituidos por las cabezas tradicionales, padres y madres, o que simplemente carecen de tutores legales. Tales situaciones, así como la conformación de familias que no surgen de matrimonios civiles, son una realidad irrefutable y representan, más allá de la migración, un desafío para que además de reconocerlas, tutelar los derechos fundamentales de las personas que las componen, sin afectar a ninguno de sus integrantes y velando en primer lugar por el bienestar superior de los menores. Compleja situación que está pendiente.

No podemos dejar de señalar que nos agravia, en nuestra esencia humana, lo que develan imágenes en las que se afecta la dignidad e integridad de menores, como ocurrió con el engrilletamiento de menores de edad mapuches en un tribunal penal.Nada más lesivo e indigno, más aún con el agravante de la denuncia de maltratos físicos previos, hechos que repudiamos sin ninguna contemplación.

Queremos construir y vivir en un Chile distinto, por lo que no podemos dejar de comprometernos, como parte de este pueblo que somos, en bregar por erradicar todo acto que atente contra los derechos de los niños, que es una cuestión de principio para ese futuro de país que anhelamos.

 

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