Impacto de la Explotación Sexual de Niños, Niñas y Adolescentes en Chile en medio de la era digital

La explotación sexual infantil no solo es una forma de violencia extrema, sino también una violación fundamental de los derechos de niños, niñas y adolescentes.

Este 18 de mayo se conmemoró el Día contra la Explotación Sexual de los Niños, Niñas y Adolescentes. Comprende el abuso sexual por adultos y la remuneración en metálico o en especie al niño o niña y a una tercera persona o varias. El niño es tratado como un objeto sexual y una mercancía. Declaración del Congreso Mundial contra la Explotación Sexual Comercial de los Niños. Estocolmo, 24 de agosto de 1996.

La Explotación Sexual de Niños, Niñas y Adolescentes (ESNNA) puede manifestarse de distintas formas, muchas veces ocultas y naturalizadas, dependiendo de diversos factores y dinámicas. Deja cicatrices profundas en la salud física, mental y emocional de las víctimas.

Tal como he señalado en otras oportunidades, vivimos en un sistema y modelo económico imperante que transforma la explotación sexual y la pornografía en un mercado de consumo. Actualmente, esta problemática se reconoce como multicausal, pues está configurada por factores económicos, culturales, psicológicos, sociales, familiares y afectivos. Además, responde a dinámicas socioculturales arraigadas en relaciones de dominación masculina, explotación, poder y adultocentrismo, en las que niños, niñas y adolescentes son tratados como “objetos” (Defensoría, 2023).

Según la Nota Técnica N°5, presentada por el Observatorio de Derechos de la Defensoría de la Niñez, “entre 2022 y 2023, un total de 2.184 niñas, niños y adolescentes fueron identificados como víctimas de explotación sexual en el país por el Ministerio Público. Esto significa que, por cada 100.000 personas de entre 0 y 17 años, 49 sufrieron este grave tipo de violencia. Durante ese período, la tasa aumentó un 29 %. Las regiones con tasas superiores al promedio nacional son Arica y Parinacota, Atacama, Valparaíso, O’Higgins, Ñuble, Biobío, Los Ríos, Los Lagos, Aysén y Magallanes”

La explotación sexual de niñas, niños y adolescentes se manifiesta en diversas formas —muchas invisibilizadas y normalizadas por la sociedad—, entre las que se destacan cuatro modalidades principales:

  1. El comercio sexual.
  2. La utilización en la pornografía: uso de niños, niñas y adolescentes en fotografías, sometimiento a material pornográfico, realización de espectáculos eróticos y contacto sexual a través de medios electrónicos.
  3. La explotación sexual en el contexto del turismo.
  4. La trata de personas con fines de explotación sexual.

No obstante, el desarrollo y uso de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) también se vinculan a esta problemática. Entre 2022 y 2023, se identificó que 1.167 niñas, niños y adolescentes fueron víctimas de explotación sexual relacionada con la obtención de servicios sexuales o mediante la promoción o facilitación de estos. Actualmente, emergen nuevas modalidades de explotación en entornos digitales. Recientes estudios han advertido sobre los riesgos asociados al uso de plataformas digitales y su relación con la violencia sexual, siendo, en su mayoría, las principales víctimas niñas y adolescentes (Observatorio, 2024).

La explotación sexual digital o en línea abarca todos aquellos actos de naturaleza sexual cometidos contra un niño, niña o adolescente que, en algún momento, guardan relación con el entorno virtual. Esto incluye cualquier uso de las TIC que produzca, provoque o registre la explotación sexual, dando lugar a la generación de imágenes o materiales que posteriormente se producen, compran, venden, poseen, distribuyen o difunden. Asimismo, puede comprender la manipulación o la amenaza para realizar actos con connotación sexual frente a una cámara web o la identificación y/o proposición de potenciales víctimas en entornos en línea, todo con el fin de llevar a cabo su explotación sexual, independientemente de si tales actos se concretan o no (ECPAT, 2016).

Los principales factores de riesgo que podemos identificar incluyen: la brecha de alfabetización digital de adultos responsables (brecha generacional), la deshumanización de interacciones e identidades, el “modelo de negocios” de espacios digitales que facilitan la exposición de niños, niñas y adolescentes a conductas sexuales o sexualizadas, y la posibilidad de compartir en entornos clandestinos, secretos e íntimos. Además, el anonimato de los agresores facilita la perpetración de estos delitos (Defensoría, 2024).

Asimismo, los entornos digitales facilitan el contacto e interacción entre niños, niñas y adolescentes y agresores sexuales. La falta de acompañamiento y supervisión por parte de adultos responsables, así como la ausencia de una educación sexual integral, constituyen otros factores que favorecen la exposición a este tipo de violencia. Cabe destacar que tanto las redes sociales como diversas aplicaciones en línea han contribuido a facilitar la violencia sexual digital.

En relación con los nudos críticos de esta temática, es fundamental fortalecer de manera urgente las acciones de prevención, detección y protección frente a la violencia sexual en entornos digitales, priorizando siempre el respeto de los derechos humanos de niños, niñas y adolescentes, y situando la tecnología un medio, una herramienta. Para ello, se requieren estrategias integrales que incluyan la alfabetización digital de adultos responsables y de la niñez, la sensibilización sobre los riesgos en entornos virtuales, la incorporación de una educación sexual integral con enfoque en derechos humanos, y la creación de protocolos de actuación especializados que garanticen respuestas oportunas, coordinadas y efectivas.

Finalmente, a pesar de las múltiples acciones y normativas implementadas en la lucha contra la explotación sexual de niñas, niños y adolescentes (ESNNA) en Chile, estas no resultan suficientes para abordar la problemática en toda su complejidad. Esto se debe, entre otros factores, a que el desarrollo de nuevas tecnologías ha dado lugar a modalidades emergentes de explotación. A pesar de los esfuerzos realizados por organizaciones sociales, ONG y otras entidades —que han contribuido no sólo a visibilizar esta situación mediante investigaciones y estudios, sino también al rescate y acompañamiento de víctimas—, se evidencia una importante falta de especialización y respuesta por parte del intersector. Por ello, persiste la necesidad de mejorar los protocolos y las metodologías de intervención en los organismos del Estado encargados de brindar la primera atención a las niñas, niños y adolescentes víctimas de explotación.

No existe la prostitución infantil; siempre es explotación.

 

Bibliografía:

Defensoría de la Niñez. (2023). Informe anual 2023. Derechos humanos de niños, niñas y adolescentes en Chile.

Defensoría de la niñez (2024). Documento especializado: Violencia sexual digital contra niños, niñas y adolescentes

Observatorio de derechos defensoría de la niñez (2024). Nota técnica N°5. Explotación sexual contra niñas, niños y adolescentes: factores y caracterización en los últimos años.

ONG Raíces.(2019). Campaña de información y sensibilización sobre la Explotación Sexual Comercial Niños, Niñas y Adolescentes ESCNNA.