Quo Vadis, Sudamérica

La palabra que más puede graficar el momento político y social en la región sudamericana es incerteza. La clase política en nuestros países hace agua por todas partes y en busca de soluciones concretas para todos los asuntos pendientes se abren opciones que, independiente de la posición política individual, no hacen sino aumentar las incertezas y prolongar las dudas.

En Chile es muy probable que el proyecto de nueva constitución vuelva a ser rechazado por la ciudadanía. Al menos eso parecen anticipar las encuestas que muestran que la opción “En Contra” debería imponerse el próximo 17 de diciembre. Esto sería un segundo fracaso constitucional en un país que se ha jugado casi todas las cartas en estos procesos y con serio riesgo de prolongar aún más el malestar y el agotamiento de la sociedad chilena, que estalló en octubre de 2019 en un estallido social de proporciones (pese a que algunos sectores conservadores sobrerrepresentados en la prensa han intentado reescribir el estallido presentándolo burdamente como un simple desmadre delictivo). En Chile la clase política y la “élite” no han sido capaces de ofrecer soluciones concretas. Peor aún, desde el estallido del caso fundaciones han ocurrido otros escándalos de corrupción que auguran un panorama bastante brumoso. El último de ellos fue la publicación de los audios que involucraban al influyente abogado Luis Hermosilla junto a otras personas se coluden para pagar sobornos a funcionarios de impuestos internos.

En Perú la situación se corta con cuchillo. En la última semana dos hechos sacudieron profundamente al país. Primero, la acusación contra la fiscal nacional, Patricia Benavides, de encabezar una organización criminal. Benavides habría negociado de votos en el congreso para mantenerse al mando del Ministerio Público a cambio de archivar algunas investigaciones y remover algunas personas de sus cargos. Segundo, el miércoles 6 el expresidente Alberto Fujimori fue liberado de prisión, en la que pasó 14 años, por decisión del Tribunal Constitucional, el cual ratificó la validez del indulto que le había sido concedido en 2017 por el expresidente Pedro Pablo Kuczynski. Y en medio de todo un ataque a una mina de oro en la región La Libertad terminó con 9 obreros y empleados asesinados por un grupo presuntamente vinculado a la minería ilegal. Hasta hoy no hay detenidos.

En Argentina la reciente elección presidencial de Javier Milei provoca enormes esperanzas en grandes sectores de la sociedad argentina, especialmente en los más jóvenes. Si bien el presidente electo a dados luces de cierta moderación, integrando al gabinete a miembros de la derecha tradicional (Patricia Bullrich asumirá como ministra de Seguridad) aún no sabemos a donde el nuevo gobierno dirigirá sus pasos. Por ejemplo, se habla de impulsar un modelo de obras públicas “a la chilena”, emulando el concepto de concesiones que en Chile se impulsó desde los años 90, pero es temprano para sacar cuentas. Más allá de las posiciones políticas, se entiende que muchos argentinos hayan optado por una desesperada novedad, teniendo en cuenta los graves problemas económicos que tuvieron a Argentina con un 142% de inflación en el pasado mes de octubre. No es de sorprender, por lo mismo, que el exministro de Economía, Sergio Massa, haya sido duramente derrotado en las elecciones por quien representa la novedad, que algunos críticos auguran como un salto al vacío.

La situación en la región no es de las mejores y solo puede provocar temores y pocas esperanzas. Como una triste coda en las últimas horas comenzaron a soplar vientos de guerra en el norte, entre Venezuela y Guyana por la región del Esequibo. Emulando al apóstol Pedro, quien, huyendo de Roma en tiempos de la represión de Nerón, al tener una visión de Cristo, le preguntó: “¿Quo vadis, Domine?”, nosotros también nos preguntamos “¿Quo vadis, Sudamérica?”, es decir, ¿a dónde vas, Sudamérica?

Según los Hechos de Pedro, aquel texto apócrifo sobre la vida de los apóstoles en donde se relata el hecho, Jesús le habría respondido: “A Roma, la ciudad que tu abandonas para ser crucificado de nuevo”, por lo que Pedro volvió a la ciudad a ayudar a su comunidad, siendo finalmente crucificado. La clase política en la región podría hacer el esfuerzo de detenerse y pensar para luego volver sobre sus pasos, acercarse a sus comunidades y trabajar en orden a solucionar los graves problemas económicos, de seguridad, de vivienda, salud y educación, entre otros, que aquejan a nuestras sociedades. Antes de que sea muy tarde.

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