Casa Entrevistas “Chile tiene una política migratoria de puertas abiertas”

“Chile tiene una política migratoria de puertas abiertas”

“Chile tiene una política migratoria de puertas abiertas”
Miguel Vargas, ex Vicecónsul boliviano y Director de la Asociación de Dializados de Chile
Miguel Vargas Claure, ex Vicecónsul de Bolivia entre 2003 y 2008, es el Director de la Secretaría Ciudadana de Migrantes y miembro del directorio de ASODI, Asociación de Dializados de Chile. En esta entrevista nos relata su experiencia diplomática, desmenuza las relaciones entre Chile y Bolivia y examina la realidad de los bolivianos asentados en nuestro país.

Por: Emilio José Ugarte

José Miguel Vargas, abogado, politólogo, ex Vicecónsul boliviano entre 2003 y 2008, actual Director de la Secretaría Ciudadana de Migrantes y Secretario General Ejecutivo de ASODI, nos recibe afablemente en una oficina del centro de Santiago. Casado, 50 años y padre de una hija, Miguel Vargas es una voz autorizada para analizar la realidad chileno boliviana y la situación de sus compatriotas en nuestro país.

¿Cómo fue su experiencia como vice cónsul en Chile?

Bastante buena. Me tocó participar en muchas comisiones, proyectos, cosas para los ciudadanos bolivianos y migrantes en general, como la inscripción de los estudiantes para que ningún hijo de migrante quedara sin estudios. Se trabajó también con las amnistías que hizo el gobierno de Chile, y propusimos que estas se hicieran no sólo para quienes hayan entrado por pasos fronterizos legales, sino para quienes entran por pasos fronterizos ilegales, que en su mayoría son  bolivianos. Trabajamos también con los presos. En Arica e Iquique hay patios enteros de bolivianos. Aprobamos el convenio de transferencia de personas condenadas, para que cumplan penas en Bolivia, que hoy se está ejecutando. En general me fue muy bien, me tocó trabajar con los cónsules, donde fui vicepresidente del cuerpo consular de Santiago y tesorero.

¿Cómo están hoy las relaciones chileno-bolivianas?

La relación está marcada por el tema marítimo, que para Chile es un asunto de límites que nunca ha querido conversar concreta y definitivamente. Para Bolivia se trata de un tema de soberanía. Entonces, políticamente se encuentra en un empantanamiento, se avanza mucho  en el tema comercial, migración, inversión, el tema cultural. Pero cuando llegas a este punto (el mar) encuentras barreras que son difíciles de solucionar. Mientras nosotros planteamos tener una salida
con soberanía, Chile dice que eso es perjudicial porque significa perder su soberanía y su espacio límite. Entre esas dos cosas no se puede llegar a un acuerdo.

¿Qué se ha hecho al respecto?

Hay un documento que marca esta relación, que es la agenda de los 13 puntos, donde se incluyó el tema del mar. Es una agenda muy amplia donde están los límites, las aguas del Silala, las vertientes que nacen en Bolivia y corren hacia Chile, el tema migratorio, el tema aduanero y el tema marítimo, que involucra sesiones y reuniones especiales para tratarlos. El próximo año la Asamblea General de la OEA se hará en Bolivia y uno de los planteamientos que debería haber es una disposición de los Estados miembros sobre los avances que ha habido entre Chile y Bolivia sobre el tema del mar. Por eso Chile está preocupado, ya que quiere que se trate de manera bilateral.

¿Usted ve voluntad de Chile en avanzar en estas discusiones?

Creo que hay disposición en Chile de hablar el tema, no así de dar una solución. Bolivia también tiene un planteamiento, pero la solución que plantee Chile no va a ser, digamos, todo lo que quiere Bolivia, que plantea soberanía.

¿No hay posibilidades de retomar las relaciones diplomáticas?

Bolivia no quiere, Chile sí. Para Chile es un objetivo retomar relaciones diplomáticas. Bolivia como precepto no tiene establecido volver a tener relaciones diplomáticas hasta que haya una señal clara de Chile de que va a haber salida al mar con soberanía. Como es un principio va a ser muy difícil que haya relaciones diplomáticas. Aunque nos hemos acostumbrado un poco a vivir así, los cónsules generales tienen casi todas las atribuciones de los embajadores. Por
el momento, creo que no se van a establecer relaciones diplomáticas.

¿Cómo percibe el fenómeno migratorio boliviano?

Bolivia y Chile están dentro de los acuerdos del Mercosur, lo que hace que a los bolivianos no se les pida la visa. La mayoría de los bolivianos vive en el norte, donde somos la primera o segunda mayoría. Una gran cantidad ha comprado departamentos en Arica e Iquique. Sin embargo, en los valles de Lluta y Azapa hay problemas, ya que encuentran muchas dificultades con los contratos de trabajo y muchos no tienen papeles. Y hay también una situación fronteriza muy complicada que vincula generalmente a los bolivianos con el tema de tráfico de drogas. No puedo decir que no hay temas de delitos, como el robo de vehículos que ha estado últimamente en la palestra. Y está el tema del trabajo casi de esclavitud, un reclamo que  nosotros tenemos que ver porque la gente con las que trabajamos nos ha preguntado. En Santiago somos unos 5 mil bolivianos, lo que es muy poco para un grupo migrante. Muchos profesionales están en Santiago, el 30% de ellos está acá. La mayoría de ellos son médicos, que trabajan en sectores periféricos. Es un aporte bastante reconocido de la comunidad boliviana a Chile. Hoy en día casi el 50% de los consultorios periféricos está copado por extranjeros.  Hay necesidad que vengan y trabajen migrantes acá, hay necesidades concretas en el agro, la construcción, las “nanas”, etc.

¿Cuáles son los principales problemas?

El boliviano siempre se queja del tema del trato a la hora de ingresar a Chile. Nosotros tenemos libre circulación de turistas entre Bolivia y Chile, pero a muchos bolivianos les piden bolsa de viaje, una cierta cantidad de plata por los días que se van a quedar. Si no tienes el dinero requerido no te dejan pasar, es un tema muy discrecional de las autoridades que registran el ingreso. Ese es uno de los principales problemas que afectan a los bolivianos y que impide que vengan muchos migrantes. Existe un grado de discriminación por el color, el boliviano es más chico, más moreno, habla más despacio. Y hay algunos problemas que van más allá, como las revalidaciones de títulos. Tenemos convenios con Chile, hemos firmado los mismos convenios para el ejercicio de profesiones. Pero por ejemplo a los médicos les exigen que de un examen de revalidación de título, a los abogados que se nacionalicen para ejercer. Además, mucha gente es indocumentada. La mayoría de los migrantes es gente pobre que no tienen sus papeles al día. Tan pobre es la gente a veces que ni siquiera tienen certificado de nacimiento o carnet de identidad. Las comunidades indígenas son muy apartadas y no tienen papeles.

¿Cómo podría evaluar las políticas públicas de Chile sobre migrantes?

Chile tiene una política migratoria de puertas abiertas, pero  es un país donde prima la burocracia antes que la necesidad. Aquí hay gente que tiene muchas necesidades como trabajar, comer, vivir, pero para eso tiene que tener contrato, AFP, salud, etc. Yo estoy de acuerdo, pero la necesidad no tiene ojos. La gente necesita comer para vivir. Efectivamente la gente debería ir a Extranjería y hacer sus papeles, pero siempre lo posterga. Hay que acercar ese tema  a los migrantes para favorecerlos y ver que estén regularmente en el país. Chile considera que todos los migrantes pueden tener los mismos derechos que los ciudadanos chilenos, y ese tal vez es su principal política: no discriminar a los extranjeros. Este precepto es un precepto sudamericano hoy en día, porque en todos los países se ha quedado, no se va a discriminar.

¿Qué se puede hacer para mejorar?

Ir acelerando los tiempos. Por ejemplo, cuando tú solicitas una visa temporal te llega a los seis meses. Pero son seis o siete meses que estás en el aire. En las AFPs han creado un dígito en que tú puedes estar imponiendo en esa AFP, y puedes entrar a Fonasa con ese dígito, pero no tienes el RUT, que aquí es clave para esas cosas. Y puedes estar siete meses en el vacío, tiempo que demora regularizar eso. Ese es el tema, se necesita ojalá mayor rapidez en el tema de extensión de documentos.

Usted es presidente de la Secretaría Ciudadana de Migrantes, ¿Cuál es su labor?

La Secretaría Ciudadana de Migrantes es una ONG sin fines de lucro que se dedica al trabajo con migrantes. En 2008 se crea esta secretaría con gente del Ecuador, Colombia, Perú, Chile, Venezuela, cuyo eje es la asociatividad, un tema fundamental ya que buscamos que los migrantes puedan conocerse y asociarse para trabajar en conjunto. Hemos podido generar conocimientos y acuerdos con la gente que trabaja el tema migratorio en Chile, Perú, Argentina. Hay trabajo de apoyo legal a través de la divulgación de derechos y deberes de los migrantes. La formación legal nos ha hecho percibir que no podemos hablar sólo de los derechos de los migrantes, sino también de los deberes. Todo eso lo tratamos de relacionar con la asociatividad para generar núcleos de confianza entre los migrantes para que nos podamos ayudar. Hemos hecho cartas a Extranjería para implementar algunas cosas y nos han escuchado bastante por lo que la secretaría está muy reconocida.

Usted también es vicepresidente de la Asociación de Dializados y Trasplantados de Chile, ASODI

Era. Ahora soy secretario. Me quedé a vivir en Chile porque me enfermé de los riñones, actualmente me dializo. Conocí así a gente del directorio de ASODI, quienes me invitaron para un comité electoral y más tarde a la comisión revisora de cuentas. Es una asociación muy grande, tiene ocho o nueve mil socios, con 11 representaciones en todo Chile. Ahí estuve dos años (2000-2002). A raíz de eso, la misma gente me propuso en una asamblea ser miembro del directorio, teniendo la aceptación de casi la mayoría. Eran 200 personas y al menos unos 180 me apoyaban. Así llegué al directorio de ASODI, donde fui director entre 2007 y 2008, y de ahí vicepresidente entre 2008 y 2010. Ahora estoy de director y secretario general ejecutivo. Trabajo mucho con la gente de ASODI, que tiene farmacias, clínicas, redes sociales, lo que se ha puesto también en beneficio de los migrantes. Tenemos un convenio para la venta de medicamentos con ellos. Y en esa relación se ha generado grandes confianzas y apoyos.

 

 

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