Trabajamos cuidando aquí y allá.
Cuidamos a tus hijos como si fueran nuestros, con el mismo amor, para que tú puedas estar presente en el mundo laboral.
Trabajamos en condiciones precarias: sin contrato, sin RUT, sin descanso. Y, con el peso de la melancolía por no poder maternar a nuestros propios hijos, los que no pudimos traer, los que están en casa y los que quedaron en nuestro país de origen. Ellos también son cuidados, a su vez, por abuelas, tías, hermanas mayores o vecinas.
Cuidar es trabajar. Y de eso sabemos las mujeres migrantes. Somos las que sostenemos la triple jornada laboral: el trabajo remunerado, las tareas domésticas y de cuidado, y el sostén de los vínculos afectivos y comunitarios. Somos la red global de cuidados.
Se habla mucho del trabajo invisible de los cuidados. Pregúntennos a nosotras, las migrantes ¿qué es vivir sin el reconocimiento?
Pregúntenos: ¿Qué es ser INVISIBLES?