Vivencias, reflexiones y perspectivas sobre cómo se nutre la narración oral en contextos variopintos y para qué se ejerce un oficio tan antiguo como ese, marcaron el “Encuentro de Narración Oral: Conversar la Narración Oral hoy, fines y contextos”, en las voces de tres narradores orales que provienen de ciudades y ámbitos laborales diferentes, pero que demuestran que todos(as) pueden ser narradores(as). Una conversación que se inserta en el proyecto de FONDART “Narración Oral (NO) en Chile: Nuevas experiencias, conceptualizaciones y técnicas actualizadas para su enseñanza y aprendizaje dentro de un contexto social chileno en permanente cambio”.
Adultos(as) y un niño llegaron hasta el “Encuentro de Narración Oral: Conversar la Narración Oral hoy, fines y contextos”, que se realizó el 14 de Septiembre pasado en Casa la Candileja como una de las actividades de la Investigación “Narración Oral (NO) en Chile: Nuevas experiencias, conceptualizaciones y técnicas actualizadas para su enseñanza y aprendizaje dentro de un contexto social chileno en permanente cambio”, cuyoresponsable es Bran Montiel quien también es narrador oral. El proyecto es financiado por el Fondo de Fomento y Desarrollo de las Artes Escénicas de la convocatoria 2022.
De profesión actor, sociólogo y dedicado también a la narración oral, Bran Montiel -de origen colombiano con más de 17 años viviendo en Chile- recordó durante el encuentro que “venimos a contar historias que nos contaron o sentimos que deberían ser contadas. También realizamos la narración de sucesos inverosímiles de dudosa procedencia, con esto me refiero al acto de la improvisación y las temáticas que surgen de modo espontáneo”. Francisco Céspedes, narrador cubano y promotor de la narración oral, formalizó una narración oral escénica desde su propuesta conceptual y metodológica que “nos hace preguntar si es esa la narración oral que hacemos hoy día en Chile”.
Aquella narración oral que se hace en un escenario vestidos de negro hace recrear similitudes con el teatro. También “nos hace preguntar, en términos técnicos, que cosas nos apropiamos o producimos en nuestro propio campo para hacer narración oral”, según el sociólogo.
Montiel destacó que la narración oral puede generar cambios. Al respecto, el para qué contar es clave. En la actualidad imperan las Redes Sociales (RRSS) y por ello se tiende a contar rápido a un público sin tiempo para esperar. Con tecnologías como los celulares hay que dialogar con respeto. “No hay que demonizarlas” pero si desarrollar una jugada “para vincularnos con las nuevas tecnologías”, en palabras de Bran.
Otro aspecto fundamental de tratar dentro de la narración son los públicos: dónde y a quiénes se ha contado y dónde o a quiénes se podría contar. Sumado a la interrogante de cómo viajan las emociones, la transversalidad generacional o etaria de la narración oral que permite transitar en los espacios cotidianos, y para qué practicar la narración oral hoy en tan disimiles escenarios de acción.
Mónica Cañulef, narradora oral y recopiladora mapuche, relató que su cercanía con la narración oral comenzó a desarrollarse de manera muy natural, tanto así que no la consideraba una práctica en sí misma. ¿Qué la motivó? Su hijo vivió bullying en kínder, hecho que la azuzó a contar. Sus tópicos se han centrado en temas indígenas y medio ambiente.
Vivió bajo un contexto de educación de herencia colonial, cuyo abuelo ejercía el oficio de contar cuentos. “Mi educación en un liceo en Osorno reproducía desigualdades, racismo, misoginia y múltiples características muy marcadas y que siguen presentes”, rememoró. Su tío le comentó que cuando necesitara encontrar alguna respuesta acudiera a “la cascada” que yacía en la zona donde vivían y así empezó a contar cuentos.
Pensó que la sociedad chilena había avanzado en temas indígenas como la plurinacionalidad, pero con el triunfo de la opción “Rechazo” a la propuesta de nueva Constitución del 04 de Septiembre 2022 se percató que todo seguía igual que antes.
Para ella, la única forma de dar a conocer la dignidad de sus pueblos es a través de la narración oral para que los estigmas desaparezcan. “Hay que seguir haciéndolo, pues se justifica desde el punto de vista emocional y político, entre otros; necesitamos reencontrarnos, vernos y crecer”, comentó.
La narración oral es necesaria porque lo más dañino para las personas es la pobreza espiritual y cultural. “El neoliberalismo e individualismo han sido nefastos porque nos han cercenado” y agregó que la narración oral es peligrosa si se utiliza mal. “Creo que podemos usarla como herramienta política también para defender lo que queremos defender”, y es que sus fines son diversos.
Por su parte, la otra narradora oral, Estéfani Díaz, quien nació en Chiloé y hoy trabaja en una biblioteca interactiva infantil, contó que se focaliza, precisamente, en la infancia. Se introdujo en la narración -al igual que Mónica- por su hijo. Sobre qué la inspira de la vida cotidiana al momento de narrar, el sentir colectivo para ella es primordial pues la posiciona en el mundo y hace que se pueda vincular en el mundo y con el mundo desde otro lugar.
El verdadero fin es el poder transformar el “territorio o comunidad que habito, hacia afuera y ampliarlo. Todos(as) somos narradores(as)”. Según Estéfani, experiencias tan cotidianas como los ritos son también narraciones que vuelven la vida diferente. “Hoy la narración nos toca y convoca”, evocó la narradora oral.
Destacó la relevancia de su abuela en su vida y cómo para ella la narración oral es sinónimo de un gran número de puertas y ventanas abiertas en los espacios habitados. Reviviendo su propia experiencia, previamente, Estéfani trabajó en el Servicio Nacional de Menores (Sename), donde nadie le contaba a niños(as) que ellos(as) existían y eran significativos.
La narración es contar que otra(s) persona(s) es(son) importante(s), por eso le(s) cuentas. “¡Qué más valioso que el tiempo! Estamos hablando siempre del poder de la palabra y del vínculo, de cómo está construida la ciudad. Hay muy pocos lugares, como la biblioteca, ¡donde no se paga!”, reflexionó.
Visitando Cuba evidenció que hay escuelas muy precarias, pero no hay niño(a) que no lea poesía, toque música o se emocione. “Ahí está la voluntad humana de generar cambios. Debemos estar en constante reflexión de nuestras prácticas. La narración oral tiene de artístico, de trabajo social y de jurídico, entre otras disciplinas. Es la palabra en sus distintos canales y mensajes”, reflexionó Estéfani.
Retomando algunas ideas para el cierre de la actividad, Bran propuso que la actividad primordial de la narración oral debe estar siempre emparentada con fines educativos y pedagógicos que vehiculicen cambios, transformaciones y que sea colectiva.
La narración oral escénica en Chile posee una versatilidad en escenarios cotidianos y teatrales que se entraman para poner en evidencia las temáticas locales, que se incrustan en los repertorios de quienes desarrollan este oficio tomando como ruta la observación, la investigación y la escritura, esto en pos de la creación de sus espectáculos.
Dando una breve mirada como observador, en palabras Montiel, hay una aparente figura de la narración oral escénica desarrollada por un o una narradora en un escenario creado o provocado ínsito, para que aparezca en escena quien cuenta lo que el(a) espectador(a) presencia. Pero al hacer una muy breve entrada a la actividad misma del oficio, sus fines, formatos y quienes lo realizan, “podemos desmantelar la idea romántica de un hacer/artístico ideal que hace tránsito por una sociedad sin permearse de ella”.
“Manteniéndonos en el campo del arte y las artes escénicas en Chile, la narración oral escénica capta en su desarrollo los propios procesos contemporáneos de su época y los incorpora con el fin de hacer posible su actualización, sin perder su ancestralidad, belleza y estética propia. En ello caben dimensiones sociales, políticas y éticas, provocando -en el buen sentido- que las realizades vividas puedan ser abordadas desde otras posibilidades que fomenten y profundicen procesos de aprendizaje”, complementó. Posterior a su intervención, se dio paso a cometarios y preguntas de los y las asistentes.
Texto de la nota fue escrito por Carolina Escobar, periodista del proyecto FONDART Investigación “Narración Oral (NO) en Chile: Nuevas experiencias, conceptualizaciones y técnicas actualizadas para su enseñanza y aprendizaje dentro de un contexto social chileno en permanente cambio”.
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