Casa Columnas ¿Chile tiene o no una política migratoria?

¿Chile tiene o no una política migratoria?

¿Chile tiene o no una política migratoria?

Al parecer la respuesta mayoritaria, compartida por las autoridades, la academia y la opinión pública, es que el país carece de esta. A mi juicio eso no es así.

Columna en respuesta a Editorial de La Tercera 19-09-2016

Chile mantiene una política migratoria cuyas bases se encuentran en la legislación vigente (el D.F.L. 69 y el DL 1.094 principalmente), que no ha cambiado en lo sustancial y que, con normas reglamentarias, se ha adecuado a los desafíos de los flujos migratorios que ha vivido el país desde mediados de los 90.

Las autoridades optaron por una política del «status quo» post dictadura, ello podría ser explicable desde distintas hipótesis, como la subvaloración de la corriente migratoria, la necesidad de afrontar los retos de estabilizar la posición económica que el país venía asumiendo en la región o la necesidad de mantener la estabilidad de los gobiernos civiles. Esto se suma a la falta de preparación y estudio en el tema, por parte de la autoridad, que aun hoy se reconoce como debilidad.

Las bases de la política migratoria se enmarcan en 2 parámetros:

1.- la utilidad y conveniencia nacional.

2.- la seguridad del estado.

De lo anterior podemos inferir que el principio es favorecer una migración selectiva, en lo que sería aporte al desarrollo del país, y a la vez restringida y controlada, sobre el criterio de la seguridad nacional. Para ello se definieron 2 normas fundamentales una que debería ser principal, el DFL 69, que establece los programas e instituciones de la migración selectiva, la otra que es su complemento que es la que regula el régimen de los extranjeros allegados en el país que es el DL 1.094 o «Ley de Extranjería». Ante el desuso en que cayó la única «Ley Migratoria» (el DFL 69), la única norma que se vino a aplicar es el DL 1.094 que tuvo que absorber toda la realidad migratoria del país. Tal situación se ha visto complejizada cada vez más con el crecimiento y diversificación de los flujos migratorios hacia Chile.

La corriente migratoria que se ha desarrollado desde mediados de los 90 se ha superpuesto a esta política migratoria selectiva, tanto por la no aplicación de la misma por su desuso como porque las fuentes son distintas a los presupuestos de dicha normativa. De ahí deviene a nuestro juicio tanto la necesidad de redefinir una política migratoria como la de cambiar la normativa existente.

Así hoy cuando surgen voces que hablan de lo positivo o negativo de la migración, trasuntan distintas visiones de política migratoria. Pero creemos que el tema es de mayor envergadura que de los marcos de una simple Ley de Migraciones, más si sobre esta priman visiones mediáticas o coyunturales, donde destacan los discursos más electorales que de fondo sobre la temática. Asociar la migración a la seguridad pública, ligarla a los problemas sociales de empleo, salud y otros, o pretender que una simple ley es capaz de controlar los flujos migratorios al país, además que se puede asegurar la selectividad, son falacias que ponen en riesgo de asumir el desafío de las migraciones en la realidad del país que se viene gestando.

A nuestro juicio corresponde una Reforma Migratoria, que importa no sólo cambios legales, sino constitucionales y reglamentarios, a la vez que institucionales, todos sobre una nueva política de Estado frente a las migraciones. No hacerlo es no sólo perder una oportunidad para el bienestar del país sino encubar tensiones sociales de compleja resolución futura.

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