Crisis migratoria o colonialidad de la migración

En este texto quiero invitarles a que hagamos un recorrido breve a través de algunos aspectos en torno al contexto que como comunidades migrantes, hemos venido experimentando desde años atrás, pero que este año 2024 se ha visto agudizado en tanto que  los medios de comunicación aliados de los fundamentalismos, han avivado un fuego que si bien jamás se ha apagado (nacionalismo, xenofobia y racismo), con los discursos de odio y miedo respecto a las comunidades migrantes se busca justificar la persecución y la hipervigilancia de la existencia de cada persona migrante en el territorio chileno.

Este discurso sesgado, tiene como título “Crisis migratoria”, haciendo alusión a que la migración está descontrolada, es caótica, insalubre, ingobernable, subversiva, carente de juicio, reflexión y otros tantos adjetivos descalificativos que tienen algo en común, sostienen la deshumanización de las personas migrantes.

“Migramos con nuestros derechos” se dice y esta es una frase que comúnmente leemos y escuchamos cuando se habla de migración, sin embargo, sabemos que es un discurso ficticio, pues en la cotidianidad de los procesos migratorios no se aplica. Hace tiempo reflexionaba en el taller que suelo impartir en torno al duelo migratorio, respecto a esta frase al compararla con los hechos, con las experiencias de las personas que hemos “migrado” y considero que si nuestros derechos no se respetan, es probablemente porque lo que hemos estado experimentando no es migración. Pero para ello veamos primero el significado de esta palabra.

La migración es parte de los procesos demográficos que junto a la natalidad y mortalidad introducen cambios en el tamaño, composición y distribución de la población.[1] Hasta aquí, pareciera que entonces lo que vivimos la mayoría de las personas que hemos llegado a vivir a Chile, sí fue migración, pero entonces, ¿Por qué siguen sin respetarse nuestros derechos como personas? Considero que el concepto de migración tiende a ser ambiguo y que esta ambigüedad corresponde a intereses de quienes se benefician de esta misma, tanto así que por esto es que la migración suele ser categorizada como legal-ilegal por ejemplo y esta categoría fluctúa de acuerdo a los intereses del país al que las personas están migrando, como el país del que han salido. Hay nacionalidades que son bienvenidas y nacionalidades en las que solo ciertas personas (por ejemplo, empresarios) son acogidas de forma digna. Acá el motivo de mencionar nuevamente que el rol de los medios de comunicación tiene un papel relevante en sostener esta realidad respecto a qué personas sí son bienvenidas y por cuánto tiempo.

La colonialidad es un concepto que explica la colonización de las Américas y la constitución de la economía mundo-capitalista como parte de un mismo proceso histórico iniciado en el siglo XVI y que sigue operando hoy en día a través de la naturalización de jerarquías territoriales, raciales, culturales y epistémicas, posibilitando la re-producción de relaciones de dominación.[2] A partir de este concepto es que podríamos decir que en la relación que se da entre personas, la colonialidad puede y muy probablemente está presente en tanto se procure, sostenga y luche por la dominación de una parte sobre la o las otras basado en creencias de superioridad. Este concepto es clave para ir profundizando respecto a qué pasa con los procesos migratorios sobre todo en los contextos actuales, puesto que continuamente se refuerza esa creencia de superioridad cuando términos como crisis migratoria, son tema de conversación y van guiando la forma en la que socializamos con las personas que tienen la nacionalidad del territorio en el que habitan.

Me gustaría entonces mencionar a Encarnación Gutiérrez Rodríguez, una escritora a la que le sigo hace tiempo, puesto que comenzó a evidenciar la convergencia que deviene de las metodologías para el tratamiento de los flujos migratorios con la colonialidad el poder y que ahora que lo escribo así, bien pareciera que estoy hablando de lo mismo puesto que la colonialidad es una metodología también. En el escrito llamado: La colonialidad de la migración y la «crisis de los refugiados»: sobre el nexo migratorio de asilo, migración-colonialismo europeo blanco transatlántico y capitalismo racial, menciona cómo el imperio Británico y el estado europeo han usado las mismas estrategias para el tratamiento de los flujos de personas producto de los desplazamientos que el mismo estado provoca en otros territorios. Y al leerlo me percaté de que es la estrategia que el estado chileno está utilizando en estos momentos bajo el nombre de “Crisis migratoria”.

Si bien el fenómeno de la migración está relacionado con el movimiento o desplazamiento espacial de las personas, que tiene vigencia desde que la especie humana existe (OIM, 2018), motivado a que el hombre tuvo la necesidad de salir de su lugar de origen en búsqueda de alimentos, vestimenta o vivienda para él y sus afectos. Además, las grandes catástrofes naturales, pérdida de cosechas, guerras y hechos sociales como persecuciones raciales o ideológicas, han promovido el movimiento migratorio (León, 2015)[3], también considero que es necesario apartarnos de generalidades respecto al uso de la palabra migración puesto que esta definición nos acerca más a conceptos como el desplazamiento forzado. El capitalismo depreda lo que desea y al paso de su depredación, produce escasez y desplazamiento, entonces ¿Por qué llamar migración -haciendo alusión a que se migra por una decisión- cuando lo que estamos vivenciando y observando es un desplazamiento forzado?

En el top 5 de los países con mayor número de población que llegó a Chile en los últimos años están Venezuela, Perú, Colombia, Haití y Bolivia (SERMIG 2022) y es cosa entonces de refrescar la memoria histórica respecto a los contextos que estos territorios han estado vivenciando los últimos años y no solo de contexto empobrecimiento, puesto que también pensar que se migra solo por “salir de la pobreza” es un generalizar e ignorar los contextos que provocan esa pobreza, ese empobrecimiento. También es necesario preguntarnos, estos territorios ¿Qué tienen en común? y por supuesto, es la racialización. Es por eso que mencionaba más arriba el hecho de que de acuerdo a quién migra es como se le categoriza respecto a lo legal, lo permitido, lo que “está bien”.

La campaña por parte del estado llamada “Crisis migratoria” no es nada nuevo, puesto que en territorios de Europa se han hecho campañas para criminalizar al desplazamiento forzado de las personas, en donde comienzan a hacerse énfasis en delitos cometidos por parte de las personas migrantes hacía las personas ciudadanas, pero ojo, no cualquier persona ciudadana, sino blanca, es decir, de características hegemónicas. Esta campaña buscará animalizar, demonizar y arrancar cualquier dejo de humanidad en las personas que entran al país, consolidándose como el enemigo.

La propia Margaret Thatcher acudió a esta estrategia para focalizar en los hombres caribeños todos los males que su pésima administración estaba causando en el país, con ello agradó a los grupos conservadores e incentivó la normalización de tratos deshumanos, puesto que eran las personas refugiadas (desplazadas) las que tenían toda la culpa.

El legado colonial de la construcción del Otro racializado se reactiva y se envuelve en un vocabulario e imaginario racista, el cual se combina con nuevas formas de gobernar al Otro racializado mediante el control de la migración[4]

Es acá que entonces para mí, viene la pregunta respecto a si esta es una crisis migratoria o bien, solo es la copia de una metodología que se viene utilizando desde hace siglos atrás para la administración del flujo de los desplazamientos forzados de personas. Si siguiéramos a través de la historia para tratar de llegar a sus inicios al menos en el territorio de Abya Yala, nos llevará indudablemente a la trata transatlántica, pues es ahí donde las personas que habitaban los territorios fueron categorizadas como ciudadanas o esclavas (recordar que el término adecuado es esclavizado), es ahí donde la deshumanización respecto a nuestras apariencias fue determinante para decidir qué sería de cada una de las personas. Esto es lo que devela que la metodología que se usa, replicando las estrategias hasta el día de hoy, es colonial, por tanto, cada crisis migratoria en su base tiene racismo, sexismo, discursos de odio, vejaciones a DDHH es decir, COLONIALIDAD.

Mi invitación pues, es a ir nombrando las cosas por lo que hacen en nuestras existencias.

Bibliografía

Gutiérrez Rodríguez, E. (2018). The Coloniality of Migration and the “Refugee Crisis”: On the Asylum-Migration Nexus, the Transatlantic White European Settler Colonialism-Migration and Racial Capitalism.

Gutiérrez, J. M., Borré, J. R., Montero, R. A., & Mendoza, X. F. B. (2020). Migración: Contexto, impacto y desafío. Una reflexión teórica. Revista de Ciencias Sociales, 26(2), 299-313.

Curiel Pichardo, R. I. O. (2021). Un golpe de estado: La Sentencia 168-13 Continuidades y discontinuidades del Racismo en República Dominicana


[1] Gutiérrez, J. M., Borré, J. R., Montero, R. A., & Mendoza, X. F. B. (2020). Migración: Contexto, impacto y desafío. Una reflexión teórica. Revista de Ciencias Sociales, 26(2), 299-313.

[2] Curiel Pichardo, R. I. O. (2021). Un golpe de estado: La Sentencia 168-13 Continuidades y discontinuidades del Racismo en República Dominicana

[3] Gutiérrez, J. M., Borré, J. R., Montero, R. A., & Mendoza, X. F. B. (2020). Migración: Contexto, impacto y desafío. Una reflexión teórica. Revista de Ciencias Sociales, 26(2), 299-313.

[4] Gutiérrez Rodríguez, E. (2018). The Coloniality of Migration and the “Refugee Crisis”: On the Asylum-Migration Nexus, the Transatlantic White European Settler Colonialism-Migration and Racial Capitalism.

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